Rocío Serrano: Nuestra multifacética residente
En el Club Social de la etapa Zafiro, donde imparte un curso vacacional, Rocío Serrano conversó con nosotros y compartió sus inicios en este mundo que la apasiona y que le ha permitido ayudar a otros.
¿Cómo fue tu vinculación con el mundo del modelaje?
Desde chiquita me gustaron el modelaje y la televisión. Se lo comenté a mi mamá y le gustó la idea; mi papá no estuvo de acuerdo, él quería que yo fuese abogada o contadora, o cualquier profesión que no estuviese relacionada con televisión. A escondidas de él, mi mamá me inscribió en mi primer curso de modelaje. Estudié con Cecilia Niemes, Denisse Klein, Chantal Fontaine… y tomé clases de actuación con Oswaldo Segura. Tiempo después, comencé a trabajar como modelo para fotografía, desfiles, televisión y eventos. Y en el ITV estudié Tecnología en Comunicación para Televisión.
¿Qué dijo después tu papá?
Cuando ya me vio establecida con mi negocio y vio que salía adelante gracias a mi trabajo, él terminó aceptándolo, pero siempre cuidó mucho que no se metieran en mi vida privada, me aconsejaba… Creo que, en el fondo, siempre estuvo orgulloso de mí porque siempre he sido una persona muy trabajadora.
¿Cuáles fueron tus primeros trabajos en televisión?
Al principio no me escogían en los castings porque era supertímida. Esta situación cambió cuando estudié actuación, eso me ayudó a sacar la Rocío escondida y, poco a poco, se fueron dando las oportunidades. Paralelamente al modelaje, hice varios proyectos en televisión: animadora de un programa de UHF (Tren Nocturno Temporada 96), modelo de No te lo Creo Narizón, con Carlos Alberto Vicente; con Oswaldo Segura hacía sketches de Guayaquil Caliente, conductora de programas de variedades en TV Satelital, actriz en De la Vida Real, protagonista de la serie Smith Weisson Zambrano. También representé a Ecuador en el concurso Miss Turismo Universal, donde fui Miss Elegancia. Y luego me dedique prácticamente de lleno a mis escuelas, ya son 20 años.
¿Cómo empezaste con las escuelas?
Mi primera academia de modelaje fue con Marián Sabaté y José Onías. José me llamó y me comentó que estaban buscando una figura representativa y con experiencia en el mundo del modelaje. Entré con ellos como socia, tuvimos 150 alumnas, fue todo un éxito. Ambos estaban muy ocupados y no podían seguir con la academia, a mí me gustó el hecho de enseñar, por lo que decidí independizarme.
¿Qué te motivó a abrir tu propia escuela?
Quería poder enseñar, transmitir mis conocimientos. Y, además, lo veía como una forma de poder ayudar a mi familia, ya que en esa época, mi padrastro, que era quien sostenía el hogar, sufría del corazón, y yo, que era la hija mayor, pensaba: “Dios mío, si a él le pasa algo, ¿quién va a ver por mi familia?”. Esta primera experiencia que había tenido con Marián y José me animó un poco más.
¿Cómo te fue en esta nueva experiencia?
Empecé en la sala de mi casa, saqué los muebles y transformé mi sala en un salón. Con los ahorros que tenía de mis trabajos en modelaje hice pintar, poner los espejos, el letrero, e invertí en publicidad en revistas. Empecé con 10 alumnas y, gracias a Dios, puedo decir que en vacacionales hemos llegado a 300, en diferentes cantones.
¿Siempre lo proyectaste de manera integral?
Sí porque cuando yo era modelo, aprendía modelaje pero era tímida. Las clases de actuación me sirvieron para desenvolverme mejor y me contrataban. Es un curso que no solo sirve para ser modelo sino que brinda las herramientas que les van a servir para la vida diaria: baile, actuación, etiqueta social, desarrollo de la personalidad, maquilla y peinado básico.
¿Cuántas academias tienes actualmente?
Cuatro en Guayaquil, y estamos también en Daule y en Salitre. Hemos recorrido Naranjito –mi ciudad–, Marcelino Maridueña, Milagro, La Troncal, Quevedo y Salinas. Mi trabajo es personalizado, por lo que yo estoy en clases y tengo un equipo de trabajo que me acompaña. En una época trabajé entre semana en Guayaquil e iba los viernes a La Troncal, los sábados a Milagro y los domingos a El Triunfo, trabajaba de domingo a domingo, pero gracias a eso, pude comprar mi casa en La Joya y he sacado a mis hijos adelante.
¿Tus hijos han heredado tu talento?
Francesca (15) modela y es balletista profesional, ha representado al país en certámenes internacionales, en los que ha obtenido medallas y trofeos; ahora me asiste en clases. Y Elías (6) es muy activo, le gusta el deporte, yo creo que nació artista, baila hip-hop, actúa, es muy chistoso, imita los comerciales, ¡es innato en él!
Tu nombre ya es una marca.
Sí, gracias a Dios.
Y eso también es una gran responsabilidad.
Sí. Por eso te digo que yo estoy en cada lugar. Yo podría estar en muchos más sitios, han querido comprarme la franquicia, pero he optado por no hacerlo porque no conozco las intenciones de las personas; yo prefiero abarcar menos, pero poder ofrecer un trabajo garantizado, y creo que esa ha sido la clave de mi éxito, yo cuido a mis alumnas como si fueran mis hijas, y las aconsejo.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Quiero continuar sembrando esta semilla del arte en cada lugar. Mi sueño es seguir recorriendo y seguir explorando otros mercados y alternarlo con mi otra pasión que es la televisión. Aunque, por el momento no tengo un programa, siempre me invitan de jurado o me entrevistan y, además, me manejo mucho en redes sociales, comparto videos y tengo mi canal de YouTube. Definitivamente, me gusta comunicar y estar en contacto con las personas.
¿Cuál es la mayor satisfacción de tu trabajo?
La mayor recompensa es ver a chicas que han podido salir adelante. Muchas piensan que no van a poder lograr muchas cosas porque tienen algún complejo; a veces vienen con problemas en sus hogares, y hay muchas cosas que las afecta, y si hay alguien que les transmite seguridad y les ponen ejemplos de gente que ha salido adelante, el cambio las ayuda para bien.
Contacta a Rocío Serrano en Instagram @rocioserranook @rsescuelademodelos, Facebook rociocserranoescuelademodelos o en los teléfonos 098-252-7110 / (04) 502-7782.